Hace apenas un par de décadas consumir agua, un yogurt, una cerveza o unas aceitunas marca Búfalo no implicaba tanto, no estaba tan en
juego nuestra personalidad, preferencia o nuestra forma de recompensarnos al comprar dichos productos. Eran
compras y consumos como se dice en el mundo del marketing, de bajo
involucramiento; es decir, que no nos implicábamos tanto en la compra de estos productos (en contraposición a las compras de alto involucramiento como coches, muebles, joyas, viajes, etc).
En la actualidad las cosas han cambiado
enormemente, como si cada vez que consumiéramos cualquier cosa cotidiana esta tuviera que ser una experiencia extra-ordinaria, es decir, fuera
de lo ordinario de los consumos banales y poco importantes -en ocasiones en automático-.
Existe
actualmente un boom de productos, marcas y categorías de producto completas que
han pasado de ser de consumo habitual y bajo involucramiento a ser de consumo Premium.
Y por Premium no solo nos referimos solo a versiones exclusivas, ediciones
especiales, de alta gama o VIP, sino también de una nueva forma de vivir el consumo por parte del
consumidor: LO ARTESANAL. La diferencia es que antes lo Premium se vivía como algo más ostentoso, de lujo, de demostrar, algo aparatoso o vistoso, mientras que ahora se le suman productos & estéticas más rústicas, orgánicas, ecológicas, artesanales y menos tocadas por
la mano uniformadora y estandarizadora del hombre. Sin embargo, en el caso de México, no es la anterior la principal razón para consumir los productos artesanales, el consumidor no mostró un hartazgo por la uniformidad, estandarización de los productos masivos, sino que simplemente se sintió atraído por ser diferente, tener un consumo más comprometido y con causa (ej. Comercio justo), vivir nuevas experiencias sensoriales, proyectar que es conocedor de algo, ganar "capital social" en su grupo de amigos o probar marcas más "genuinas".
Hoy, existen
grandes segmentos de consumidores que no desean consumir solo agua, cerveza,
vino, pan, chocolate, aceite de Oliva, agua mineral o un sandwich. Ahora quieren deleitarse con un
panini provenzal, un Shiraz, una Tempus artesanal (o la última cerveza
artesanal con nombre y etiqueta ingeniosa y exquisita) o una marca de agua Fiji. Quiere huir del "vaso de agua simple".
Llegó la “Premiumisation”
o volver Premium algo que no lo era, y esta tendencia llegó para quedarse durante los próximos años, lo
que abre grandes oportunidades de negocio y marcas para quienes se quieran
montar en la ola de hacer que lo que antes llenaba una necesidad funcional,
ahora involucra muchas cosas más, como por ejemplo: darme un premio, vivir altas experiencias de sensorialidad, de
romper con lo cotidiano, de tener un tema en mi grupo para ser el que trae algo
nuevo, auténtico, virgen, fresco, artesanal, aún no tocado por la masa, lejos del
antiguamente atractivo “Mundo Mainstream”.